sábado, 13 de agosto de 2022

Recuento de daños

 Hubo una época en que estuve triste

Muy triste


Tan triste 

como para abrirme ríos rojos en las manos

Tan triste 

como para auto-recetarme

cuarenta pastillas

media botella de ron

y un cuchillo que señalase cada trozo de carne

que punza

Tan triste 

como para mandarme a mi misma

(varias veces) 

a una cama de hospital.


Después de un rato

Muchos ríos rojos de por medio

tubos en la nariz

agua en el estómago

encierros varios

números de teléfono memorizados

ausencias y huecos

entradas y salidas

cigarros improvisados con conos de agua y hojas de árbol 

días y semanas

meses y meses

vueltas y vueltas

blanco y marrón

blanco y marrón

mucho marrón.


Un día (por fin)salí a la calle,

y me di cuenta:

Esto jamás se llamó sólo tristeza

este hueco abismal que me transita el pecho

esta rabia contra la vida

esta fascinación con el rojo vivo de la vena recién abierta

Nunca fue sólo tristeza


Es una rabia contenida, por años

por generaciones.

"Más vieja que mi propio cuerpo" 

me recuerdo decir

Son las lágrimas de mi madre apretándome la garganta

Son las ganas de huir de la abuela agarrándome los pies

Son la incertidumbre de mi bisabuela

Y la certeza de la tata cuando pensaba que su vida se fugaba por el huequito del lavadero

y mejor huyó un día,

sin que nadie volviese a saber de ella.


Qué voy a saber yo,


Si fueron los campos de guerra, 

la pérdida de tierras, 

el despojo de la lengua, 

las muchas migraciones,

la incertidumbre de la raíz,

la palabra "india" pronunciada por la boca de una rubia con mirada burlona a mis 11,

el chasqueteo de lengua cuando enuncié mis deseos y alguien dijo

"pero eso no lo hacen las niñas"

O si es el hueco que queda después de todo eso

en donde anida la falsa certeza

de que no hay sitio para seres como yo.


Y es que acá no hay glamour,

no nos vemos lindas cuando gritamos

Y nuestra rabia no es fotografiable.

Tampoco acariciamos tu alma con nuestros cantos

ni te evocamos otra época dorada

en dónde nadie de los nuestros moría

y todas cantábamos alrededor del fuego en armonía


Ni madres.


Acá sabemos de faltas,

de sometimientos, 

de violencia, 

de violación,

y eso marca la mirada 


Acá tenemos memoria,

recordamos diario a todxs nuestrxs amigxs presxs,

a los asesinados,

A las mujeres que me crucé tantas veces por la calle para después cruzármelas en una papeleta de búsqueda, 

y si bien iba, poco después la noticia del hallazgo de su cadáver

(Que aunque sea este un destino oscuro, lo es más  ver cómo la papeleta se arruga, se destiñe, se pone vieja y "aún no hay noticias")


Pido una disculpa entonces, 

porque no puedo aún digerir el enojo,

porque aún no soy digna de llamarme mujer

no sé hablar en flores,

no sé hablar en nubes,

no sé acariciar ni transmitir la calma cuando hablo de mi historia


Abro la boca y nace un pase de lista

Abro la boca y me sale todo este rojo

Abro la boca y me sale un canto que llama

a ese momento en que creí que estaba triste

que creí que no había sitio para mi ni mi historia

que creí que me equivocaba


Hoy sé de cierto en dónde me enraizo

y eso me ha salvado,

Me agarro con fuerza a la vida 

porque alguien tiene que recordar a quienes faltan,

me quedo cerquita de la tierra 

porque de ahí vengo, 

me se bella y ordinaria 

como lo son las rocas o las hojas de un árbol.

Me sé pasajera y volátil,

como mis pisadas en los lugares que visito


Pero por sobre todo,

tengo bien ubicado todo el rojo del que vengo

porque un día habrá que ajustar cuentas,

Y "todas las balas se van a devolver".